El Papa en el Líbano, Un Mensaje de Paz

Desde el 14 al 16 de septiembre pasado, el Santo Padre emprendió un viaje al Líbano cargado de un mensaje concreto y firme. "Vengo como peregrino de la Paz" dijo a su llegada al aeropuerto de Beirut. Una paz que para Oriente Medio se basa en la convivencia armoniosa entre el pueblo Musulmán y Cristiano. El Líbano es un testimonio para la humanidad de la vida entre ambas creencias, un diálogo interreligioso que se basa en el respeto mutuo que debe existir entre cada ser humano, familia, comunidad y sociedad.

| Marcelo Lizana Marcelo Lizana

Desde el 14 al 16 de septiembre pasado, el Santo Padre emprendió un viaje al Líbano cargado de un mensaje concreto y firme. "Vengo como peregrino de la Paz" dijo a su llegada al aeropuerto de Beirut. Una paz que para Oriente Medio se basa en la convivencia armoniosa entre el pueblo Musulmán y Cristiano. El Líbano es un testimonio para la humanidad de la vida entre ambas creencias, un diálogo interreligioso que se basa en el respeto mutuo que debe existir entre cada ser humano, familia, comunidad y sociedad.

La humanidad siempre ha anhelado la tranquilidad a nivel mundial. Muchas fueron las iniciativas a lo largo de la historia para lograrlo, sin embargo, ha sido una lucha constante y vaya que nuestra Iglesia trabaja de forma ardua para ello. Ejemplos como lo realizado en la época de la URSS o la intervención que evitó un conflicto armado entre Chile y Argentina, siguen hasta el día de hoy de forma innumerable y continua. En muchos lugares donde hubo tiranía o violencia, si no es vencida mediante el Amor, ésta vuelve con otro nombre, época o protagonista, pero sigue siendo la misma violencia vital. La única forma de lograr una paz duradera es venciendo a través del Amor, derrotar un mal por medio de un bien: la luz borra por completo la ocuridad.

Benedicto XVI, de un tiempo a esta parte, nos viene interpelando a realizar un diálogo de unidad entre los cristianos, para que a partir de esa unidad y convivencia evangélica, seamos un testimonio de consecuencia y vida para la humanidad. Para transmitir un mensaje de paz para el mundo, primero debemos partir por ser ejemplo, haciendo vida el mensaje de Cristo. Para ello se requiere de una gran apertura de espíritu, pues nos es fácil. En muchos países donde el porcentaje de cristianos es bajo, se ha producido la unión para trabajar en conjunto desde la propia espiritualidad, constituyéndose este diálogo en fuerza vital para la evangelización.

Los Schoenstattianos estamos llamados a ser punta de lanza dentro de nuestra Iglesia, promoviendo la unidad entre los católicos y la complementariedad entre los distintos carismas. Muchas veces vemos cómo se compite o cómo cada carisma considera su visión de la Fe como la perfecta, cuando debemos comprender que cada carisma responde a un llamado distinto. Una forma concreta de cooperar, entoces, consiste en colaborar con la Iglesia Diocesana. A nuestra familia se le reconocen muchas fortalezas, las cuales debemos poner a disposición de los Obispos, a fin de colaborar con la Iglesia local y Universal en aquello que sabemos. La Alianza de Amor con la Santísima Virgen, constituye un gran regalo para ayudar a las personas a ser más plenas en un organismo de vinculaciones libres y sobrenaturales. Como nos legara el Padre "...todo para Schoenstatt, Schoenstatt para la Iglesia, la Iglesia para la Trinidad".

Por tanto, nos debiésemos preguntar varios temas: ¿de qué forma concreta colaboro con mi Diócesis?, ¿cómo llevo Schoenstatt a ella?, ¿cómo llevo el Santuario Corazón al centro de mi vida?

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