Evangelio jueves 30 de junio

Jueves 30 de junio de 2022 | Sebastián Castaño

30 DE JUNIO DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 9, 1 - 8

Jueves de la Décimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados". Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema". Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados te son perdonados', ¿o 'Levántate y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". El se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados"

Jesús parece decirnos: Antes que nada y por sobre toda carencia física, quiero sanar tu alma y librarla de cualquier parálisis. Ten confianza, no seas incrédulo de mi poder, yo puedo liberarte y ponerte de pie, para que vayas con alegría por la vida, que está llena de dificultades. Reconoce que tu Padre, que te conoce completamente, es misericordioso y te quiere regalar su gracia cuando te presentas con humildad y esperanza ante El. Pero necesita de ti para hacerlo, porque no puede ir en contra de tu libertad. Busca vivir con un corazón limpio y verás a Dios.

Naturalmente me inclino a pensar que la salud del cuerpo está por sobre la salud del alma. Creo que este evangelio me llama a lo contrario. Si reconozco el amor y fidelidad de Jesús, y en consecuencia busco permanecer cerca de El, luego podré experimentar su gracia que sana mi alma. Jesús me demuestra que él viene a salvar, no a condenar, y nos llama a acerarnos a él con esperanza y fe, sin dejar que nuestra miseria humana nos paralice cuando dudamos de su amor.

Querido Señor, tú conoces lo que es verdaderamente importante para cada uno de tus hijos. Líbrame de toda parálisis que me impida ir a tu encuentro para recibir tu gracia. Te pido Señor la fe para reconocer que permaneciendo unido a ti podré tener verdadera felicidad, aun con los dolores que puedo enfrentar en el camino de la vida. Te pido Señor misericordia con todas aquellas personas (y sus familias) que enfrentan una enfermedad grave o situaciones de dolor. Regálales tu presencia y tu paz, para que experimenten el gozo de tu amor y den testimonio de ti.

AMEN

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