Evangelio miércoles 15 de mayo

Miércoles 15 de mayo de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

15 de mayo de 2024

Evangelio según San Juan 17, 11b-19

Miércoles de la séptima semana de Pascua

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

Meditación de Osvaldo Iturriaga Berríos

"Guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros"

Siento como si el Señor me dijera "¡no tengas miedo! ¡No te angusties! Aunque yo no esté entre ustedes de cuerpo presente, te he dejado encomendado al Padre. ¿Qué puedes temer, si el Padre del cielo, el que creó el universo, te está guardando? Si permaneces cerca del Padre, estarás cerca de Mí, y serás uno con nosotros. Confía en mi Palabra, déjate guardar en el regazo cariñoso del Padre, y en Él podrás compartir conmigo la alegría plena, la verdadera paz del corazón.

Me resulta enternecedor ver cómo Jesús, al despedirse de sus discípulos, le pide al Padre por ellos, que los cuide, que los guarde, para que tengan "la plenitud de mi alegría". Me hace recordar la humanidad de Jesús, y cómo Él llega a comprender profundamente nuestra naturaleza, nuestros miedos de quedarnos solos, de no saber adónde ir o a quién seguir. Me da esperanza saber que Él entiende mi propia fragilidad, y que por eso me invita a ser uno con Él y con el Padre.

Señor, si con tu Pasión nos mostraste tu voluntad de sacrificarte por la humanidad, con esta oración me recuerdas que viniste al mundo para acercarnos al Padre; que el llamado a seguirte y ser cristiano no es un cúmulo de normas, sino simplemente el camino a la felicidad plena. Ayúdame a ponerme constantemente en las manos del Padre, para poder ser instrumento tuyo que ayude a otros a poder también experimentar esa paz que solo viene de la amistad contigo. Muéstrame cómo puedo ponerme a tu servicio para ser instrumento de unidad en este mundo que a veces parece tan dividido y sin voluntad de encontrarse.

AMÉN

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