Evangelio sábado 18 de mayo

Sábado 18 de mayo de 2024 | Gonzalo Manzano

18 de mayo de 2024

Evangelio según San Juan 21, 19-25

Sábado de la séptima semana de Pascua

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?» Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.» Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo podría contener los libros que habría que escribir.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"¿A ti qué? Tú sígueme."

Jesús parece decirme: Puede sonar pesado o poco cariñoso, pero en verdad, es una invitación íntima. Le dije a Pedro de esa manera porque debiera darle lo mismo lo que ocurra a su alrededor, solo debiera importarle buscar a cada segundo el seguirme, seguir mi Camino. Ya con eso él y tú debiesen tener suficiente, porque es tarea de toda una vida, segundo a segundo, y para nada fácil. Es una tarea que les exige todo de ustedes, alma, mente, corazón y cuerpo. ¿Qué te importa lo que les suceda a los demás de cara a su salvación? Tu tarea es intentar que ellos abracen su propia lucha por la redención, siguiéndome; pero si ya están en eso, tú preocúpate de ti, con eso ya tienes.

En un principio me pareció una respuesta cortante y poco amistosa. Pero luego recuerdo la parábola de los jornaleros que llegaron al final del día, y que les pagaron lo mismo que a los llegados en la mañana. Dios me ha prometido la Vida Eterna si sigo a Cristo. No hay mejor pago que ese, por muy cara o difícil que sea la tarea. De hecho, por tal pago debiese ser la tarea más difícil de todas. Si otros ya tienen su lugar, o si no lo tienen, no debiese ser tema mío. Con tal que yo haga mi mejor esfuerzo para seguir a Jesús, solo con eso ya tengo suficiente para pasarme la vida entera intentando ganarme ese Cielo. Si a otro le sale más fácil o difícil, ayudarlo será parte de mi camino.

Señor Jesús, gracias por tus palabras claras y sin rodeos. Siento que me llamas a gritos, sobre todo cuando ando caminando perdido y mirando al piso. Gracias por la perspectiva que me das por medio de mi esposa, de la lectura del Evangelio, gracias por esta meditación. Te alabo porque nada en el mundo me importa más que Tú, pero no solo con palabras debo demostrártelo, sino con hechos concretos. Te amo más que a mi vida, y siguiéndote sé que seré feliz. Te pido por los que me has encomendado cuidar, como parte de mi camino de santificación. No dejes que ninguno de ellos se pierda en el camino, y si de mí necesitan, por favor no dejes que les dé la espalda.

AMÉN

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