Tiempo para las Tareas

De visita en la casa de mis nietos a la hora del té, pregunto por las clases, el colegio, las tareas. Las respuestas son variadas como únicos son los niños. Unos no tienen nada que estudiar, otros alegan contra el profesor que no sabe explicar y da tareas que no entienden; los demás dicen que no las quieren hacer todavía porque no han jugado nada...Hemos empezado el año escolar, académico. Ya llevamos un mes de clases y los alumnos, nuestros hijos, todos están tratando de entrar en una rutina virtuosa que les permita aprender, responsabilizarse de sus deberes, socializar con sus compañeros, tener buenos rendimientos, responder a la confianza de sus padres... en fin, mil motivaciones, pero un solo deber: obedecer.

¿Qué hacer? Convengamos que las tareas son un elemento necesario para fijar contenidos, repasando acotada y rápidamente la materia con un par de ejercicios que permitan recordar y no caer en la curva del olvido, además de formar un hábito de responsabilidad académica y autocontrol que permita al niño y al joven hacerse cargo de sus obligaciones. Demás está recordarles a losprofesores que las tareas deben ser cortas. Y deben ser revisadas y comentadas en clase.

Las tareas hay que meterlas dentro del contexto diario, familiar y de desarrollo armónico de la persona. Por lo que se hace necesario revisar cémo estamos distribuyendo nuestro tiempo diario, semanal, mensual...

Cada uno de nosotros cuenta con 24 horas diarias, de las cuales destina 8 horas a dormir, 8 horas a trabajar o estudiar, 4 horas en pequeños minutos que se gastan en hábitos vitales tales como comer, ducharse, vestirse, trasladarse. Sumando: ya tenemos 20 horas fijas. Sólo disponemos de 4 horas libres y flexibles para otras actividades.

Vivimos junto con otros, nos necesitamos unos a otros, por lo que es saludable dedicarle una hora a los demás, ya sea hablando, visitando a alguien, conversando, jugando, estando con otros. En el caso de los estudiantes, debieran dedicar media, una o dos horas a la actividad académica, ya sea leyendo, repasando, revisando, recordando, comentando, ordenando el material, escribiendo una respuesta a una pregunta, curioseando sobre temas de interés, haciendo algún ejercicio, preparando pruebas con anticipación, lo que permitiría estar siempre al día sin necesidad de dedicar largas y tediosas horas de estudio cuando se enfrentan a un control, que generalmente preparan el día anterior con malos resultados para la memoria porque la retención no funciona de un día para otro, sino con pequeñas cantidades de repaso realizado con anterioridad. Hemos ocupado 23 horas.

Hasta aquí nos sobra una hora para nosotros mismos, para desarrollar nuestros talentos, algún hobbie, alguna entretención, alguna afición, algún deporte, teniendo en cuenta que en la semana hay imprevistos y obligaciones que atender, tales como control dental o cumpleaños de algún pariente. Mientras sea nexcepciones, se puede flexibilizar; de lo contrario, vivimos en un horario y en un ritmo siempre de excepción que estresa a cualquiera y no permite la rutina cotidiana que da estabilidad, seguridad, confianza, serenidad.

Atención a los padres que llenan de actividades a sus hijos. La cantidad de estímulos atenta contra la calidad del desarrollo integral, armónico, valórico y formativo de la persona... pensemos en eso a la hora de correr de un lado para otro acarreando hijos a distintas actividades extra programáticas. ¿Aprenderán de verdad algo más? ¿Serán mas felices y desenvueltos? ¿Se sentirán seguros y acompañados a la hora de su única obligación como estudiantes que es: aprender?